El eje cafetero colombiano es sinónimo de pueblos coloridos que salpican el verde de las montañas y de las plantaciones de café. De despertar con colibríes o con aullidos de monos. De aromas a tierra mojada con cítricos y, cómo no, a café, todo mezclado. Y alguna caca de vaca. De sopas calentitas en el medio de la montaña. Y aguapanela con queso. Y...Leer más